Cuando uno lee a Ed Catmull entiende por qué PIXAR goza de la salud y vitalidad de un proyecto recién nacido y de la ilusión de crear, a pesar de hacer ya casi un cuarto de siglo de su primer éxito cinematográfico: Toy Story. Y lo que les hace grandes no es el buen hacer de sus profesionales sino el buen ser de las personas que encarnan a cada uno de ellos en la empresa, como si de otra película se tratase.